Las mujeres y los trastornos psiquiátricos
La salud en general, y la salud mental en particular, se adhieren a modelos y estándares masculinos, como cualquier disciplina. Por lo que la relación entre las mujeres y los trastornos psiquiátricos se ha estudiado desde una óptica masculina completamente sesgada.
Este post acerca de las mujeres y los trastornos psiquiátricos lo voy a basar en el capítulo 4 “La mujer como paciente psiquiátrica” del maravilloso e interesantísimo libro de Phyllis Chesler: Mujeres y Locura.
Como el modelo de salud mental ha sido y sigue siendo eminentemente masculino, las mujeres, en tanto que no somos hombres se nos considera, como define la autora, “psicológicamente discapacitadas” simplemente por el mero hecho de ser mujeres.
Si ya por nuestra naturaleza biológica se nos considera psicológicamente débiles y/o inestables, no es de extrañar que la mayoría de personas con trastornos psiquiátricos sean mujeres y además, las mujeres presentan más miedo y preocupación a padecer estos trastornos.
De las mujeres se espera que sigamos al pie de la letra el modelo de feminidad imperante, sin embargo, lo sigamos (cuando están deprimidas, se muestran incompetentes, frígidas y tienen ansiedad) o no (cuando son hostiles, tienen éxito o son sexualmente activas), hemos sido clasificadas habitualmente de “neuróticas” o “psicóticas”.
Como afirma también Pshyllis Chesler, otro factor a tener en cuenta en la gran presencia de mujeres pacientes psiquiátricas es la baja tolerancia social que se tiene a las conductas “inaceptables” en las mujeres que conllevan a una enorme presión social y psicológica para poder adaptarse.
Las mujeres podemos hacer muchas menos cosas y comportarnos de muchas menos maneras. Nuestro campo de pensamiento y actuación está muy limitado, por lo que es prácticamente imposible seguirlo.
Pero desde mi punto de vista, la autora americana apunta a uno de los factores más relevantes a la hora de entender a las mujeres y los trastornos psiquiátricos.
Este factor es el sexismo.
Pshyllis Chesler apunta a un estudio realizado por Elizabeth A. Klonoff, Hope Landrine y Robin Campbell en el año 2000 en el que concluyen que las mujeres tenían más síntomas ansiosos, depresivos y somáticos que los hombres porque habían experimentado un factor estresante que los hombres no han sufrido: el sexismo.
Es decir, el sexismo, y sobre todo el sexismo frecuente y habitual, produce síntomas psiquiátricos de una forma significativa y pueden explicar numerosas diferentes entre mujeres y hombres en relación a estos síntomas.
Además, la cara más cruel del sexismo, la violencia de género, también lleva a sufrir padecimientos psicológicos y psiquiátricos gravísimos entre las mujeres supervivientes, especialmente el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Del mismo modo, la Organización Mundial de la Salud también relaciona los síntomas que padecen las mujeres con los roles de género, la violencia de género, las desventajas socioeconómicas, la desigualdad en la educación y en los ingresos.
Por tanto, podría decirse que los estándares de salud mental utilizados han venido siendo masculinos y que ha existido (y existe) una mayor predisposición a considerarnos a las mujeres como “enfermas mentales”.
A esta mayor predisposición se une también la mayor probabilidad que tenemos las mujeres de sufrirlos realmente debido al sexismo que a día de hoy sigue muy presente en nuestra sociedad, mostrándose en su cara más amarga, en forma de violencia de género.
De modo que se puede afirmar que el sexismo puede ser una de las principales causas de problemas psiquiátricos en las mujeres.
En conclusión, no se pueden seguir utilizando modelos de salud mental masculinos para entender la salud mental de las mujeres y tampoco podemos no tener en cuenta el sexismo a la hora de entender y tratar cualquier síntoma psiquiátrico o psicológico en las mujeres.