Mujeres, niñas y adolescentes en el sistema de protección. Vol. II
Las familias de origen de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en el sistema de protección, presentan una serie de problemáticas generales como provenir de familias disfuncionales, haber vivido institucionalización en la infancia, escasos apoyos, adicciones a tóxicos y problemas de salud mental sin tratamiento y bajo nivel educativo.
Sin embargo, las madres, a diferencia de los padres, presentan una serie de vulnerabilidades y dificultades específicas por su sexo. (https://hablemosdefeminismo.com/mujeres-ninas-y-adolescentes-en-el-sistema-de-proteccion/)
Estas serían, principalmente, los embarazos sucesivos y con apenas control obstétrico, la filiación materna única, los problemas vinculares unidos a la violencia a de género y a los mitos del amor romántico, los problemas de salud mental y el ser víctimas de explotación sexual.
Sin embargo, las consecuencias de ser mujer no aparecen únicamente en la edad adulta, sino que se dan desde el nacimiento, acentuándose cada vez más a medida que crecen.
Al igual que las familias de origen, estos niños, niñas y adolescentes tutelados también presentan una serie de características y dificultades comunes o al menos, las presentan de forma habitual.
Algunas de estas podrían ser los problemas académicos derivados del absentismo escolar crónico, falta de hábitos, baja autoestima, secuelas físicas y emocionales por haber sufrido situaciones de negligencia y/o maltrato y problemas relacionados con el apego.
Sin embargo, del mismo modo que las madres de estos niños, niñas y adolescentes presentan una serie de dificultades basadas en el hecho de ser mujeres, las niñas y las adolescentes también.
En primer lugar, han vivido la separación temprana de su familia, conllevando esto una ruptura vincular traumática de sus referentes.
Este hecho, ha creado una herida emocional significativa, dado que todos los seres humanos necesitamos de nuestras figuras de apego para poder sobrevivir de forma adecuada y entender el mundo como lugar seguro.
Esta herida ha afectado a la configuración de su autoestima y de su autoconcepto y a la percepción de aquello y aquellos que les rodean.
Sin embargo, aunque esta herida estará presente en niños y niñas, la gestión de esta va a diferir en función del sexo.
En muchas ocasiones, estas niñas y adolescentes buscarán el afecto, el cariño y el amor incondicional que no han tenido en su familia a través de las relaciones de pareja.
Además, aquí también influyen los mitos del amor romántico.
Mitos como que el amor es el centro de la vida en las mujeres y el del príncipe azul que salva a la princesa en apuros.
Ellas tratan de suplir sus carencias afectivas a través de relaciones amorosas.
Sin embargo, en muchas ocasiones estas relaciones están basadas en la desigualdad y la violencia.
Estas adolescentes también son víctimas de violencia de género, aunque les cuesta identificar estos patrones y conductas, llegando incluso a priorizar el “afecto” que esta pareja les da frente a su propia seguridad.
También es probable que provengan de hogares y familias en las que han vivido situaciones de violencia hacia sus madres y hayan normalizado ese tipo de relaciones.
No han tenido un modelo de relación afectiva diferente y tienen que aprender a relacionarse de otra manera.
Además, creen que su pareja es el único medio para poder salir de la situación en la que se encuentran y que así las salvarán.
Tienden a depositar la confianza en quien les aporte un mínimo de atención y afecto.
En segundo lugar, otra problemática habitual en estas jóvenes tuteladas, son los embarazos adolescentes.
Los embarazos en chicas menores de 18 años son mucho más habituales en las adolescentes tuteladas.
Ser madre adolescente independientemente de estar o no tutelada es difícil.
Supone riesgos para la salud de una madre en proceso de desarrollo físico y psíquico y del bebé, además de una disminución de las oportunidades de futuro y de relación con sus iguales.
Sin embargo, los riesgos para las adolescentes tuteladas y para sus bebés son todavía mayores.
En bastantes ocasiones, estos bebés solo contarán con filiación materna y la responsabilidad de su cuidado recaerá en ellas únicamente.
Puede que no sepan quién es el padre, que no quieran decirlo o incluso que no quieren que este forme parte de la vida del bebé, por lo que nos encontramos con madres adolescentes solas.
Además, al encontrarse en una situación de desprotección probablemente no cuenten con apoyos adecuados, por lo que tendrán que afrontar dicha situación sin ayuda.
Al estar tuteladas, probablemente esa crianza la llevarán a cabo en un entorno residencial con todas las implicaciones que ello tiene para ellas y para la/el bebé.
Sin embargo, al cumplir los 18 años y salir del sistema de protección su situación se torna más precaria por la falta de recursos especializados para apoyar a estas madres que en la mayoría de ocasiones no cuentan con un entorno familiar adecuado al que acudir.
La maternidad alterará sus estudios, sus relaciones, sus perspectivas laborales y aumentarán su vulnerabilidad, cosa que no ocurre con los adolescentes varones.
Además, algunas adolescentes se deciden a continuar con el embarazo, a pesar de sus dificultades, para, de alguna manera, compensar esa crianza que ellas no tuvieron con su futuro bebé.
Por último, tenemos que tener en cuenta la vulnerabilidad y el riesgo de estas adolescentes de ser víctima de explotación sexual para lo cual, el principal factor de riesgo es nacer con sexo femenino.
La sociedad sigue enseñando a las niñas y adolescentes a buscar la aprobación y validación masculinas y que la hipersexualización es empoderamiento.
Las redes sociales contribuyen a mandar dicho mensaje y los explotadores sexuales y abusadores las utilizan para atraer a niñas y adolescentes sin que su entorno sea consciente.
Cualquier niña o adolescente puede ser víctima de explotación sexual, sin embargo, la falta de atención, las experiencias traumáticas, la ausencia de amor incondicional y una sociedad sexista, ponen a estas niñas y adolescentes tuteladas en una situación de especial riesgo.
La prevalencia de estas situaciones en chicas tuteladas es 1.000 veces superior a la que se da en chicas no tuteladas, multiplicándose aún más en aquellas que se fugan de la residenecia.
Estas redes de explotación conocen la necesidad de estas niñas y adolescentes de pertenencia y de afecto y utilizando esto los proxenetas se denominan a sí mismos “papis” y a ellas “hermanas” para hacerles sentir que pertenecen a algo.
Con un pasado traumático, sin apoyos ni referentes, estas niñas y adolescentes buscarán el afecto y lo aceptarán de cualquiera que les diga que se lo va a dar.
El dinero o las recompensas materiales puede que sean importantes, pero no son lo fundamental. Lo más importante es el vínculo que crean.
Es por eso, que el riesgo de ser explotadas sexualmente aumenta, necesitan vincularse a alguien desesperadamente.
Además, estas niñas y adolescentes denuncian con menos frecuencia, dificultadas por su historia personal, por el miedo a que no se las crea y sobre todo por falta de apoyo y referentes incondicionales.
Por lo que salir de esa situación también se torna mucho más difícil.
Han salido a la luz algunos casos muy sonados, como en las Islas Baleares, pero desgraciadamente esta situación no es aislada.
Son niñas y adolescentes vulnerables, que han vivido una separación temprana de su familia, que pueden haber vivido malos tratos, abusos, que no tienen apoyos y que su autoestima es baja.
Esto, unido a la pornificación de la cultura con una hipersexualización cada vez más exagerada de niñas de menor edad, contribuye a aumentar el riesgo de que estas niñas y adolescentes caigan en una red de explotación sexual.
Sin embargo, estos riesgos no acaban a los 18 cuando salen del sistema.
En ese momento pueden verse sin apoyo alguno, sin proyecto vital, sin recursos económicos y sobre todo siendo una adolescente todavía.
Por tanto, es fundamental la prevención y detección temprana de este tipo de problemáticas en las niñas y adolescentes tuteladas.
Es imprescindible ser consciente de los riesgos y vulnerabilidades que presentan por el hecho de haber nacido con sexo femenino y abordarlos específicamente.
La perspectiva feminista es clave en este tipo de intervenciones, al igual que lo es el acogimiento familiar, para dotar a estas niñas y adolescentes de un entorno en el que poder confiar y sentirse seguras.
Bibliografía:
- https://www.eldiario.es/sociedad/abusar-sexualmente-menor-tutelado-facil-centros-enfrentan-problema-creciente-magnitud-desconocida_1_10790124.html
- https://ethic.es/2022/02/menores-tuteladas-y-explotacion-sexual-el-fracaso-del-modelo-de-proteccion-ii/
- https://www.publico.es/sociedad/menores-tuteladas-centros-acogida-desamparadas-mafias-prostitucion-falta-voluntad-politica.html
- https://www.researchgate.net/publication/296695534_Maternidad_adolescente_en_las_jovenes_tuteladas_de_Cataluna
- https://www.elsaltodiario.com/maternidad/adversidad-resiliencia-historias-maternidad-adolescente-entornos-institucionalizados
- https://andra.eus/por-que-hay-menores-tuteladas-que-son-prostituidas/