No hay trata sin prostitución
El día 30 de julio se reivindica el día mundial contra la trata de personas, un problema que sigue cada año en aumento. Por ello cabe afirmar, que no hay trata sin prostitución.
Aunque existen otros, uno de los fines principales de la trata es la explotación sexual y de entre sus víctimas, destacan especial y mayoritariamente las mujeres y las niñas.
Miles de mujeres y niñas anualmente son víctimas de tratas y obligadas a prostituirse a lo largo y ancho del mundo, también en nuestro país.
Es decir, la trata de mujeres y niñas tiene como objetivo principal la prostitución, sin embargo si no hubiese prostitución, proxenetas y puteros no habría trata.
Esta relación entre trata con fines de explotación sexual y prostitución ya la reflejó Naciones Unidas en su informe sobre “Cuestiones concretas de derechos humanos: formas contemporáneas de esclavitud”, elaborado por Paolo Sergio Pinheiro en 2003 y que se ha seguido poniendo de manifiesto.
Además, Naciones Unidas también pone de manifiesto como para poder acabar con la trata con fines de explotación sexual, se requieren medidas enfocadas a erradicar la raíz del problema, que es la demanda de prostitución.
Una prostitución que es casi totalmente demandada por hombres y ejercida por mujeres de alrededor de todo el mundo. Mujeres que no llegan a países como el nuestro por voluntad propia.
Son mujeres que han sido engañadas, coaccionadas, se han aprovechado de su situación, de su vulnerabilidad y de sus carencias para llevarlas a un mundo en el que no quieren estar, pero del que no pueden salir.
Son mujeres que simplemente están «destinadas», a con sus cuerpos, satisfacer los deseos masculinos, deseos de superioridad y poder.
En cambio no hay muchos hombres que ejerzan la prostitución o que sean víctimas de trata con estos fines, y puede que los que haya sean violados por más hombres que mujeres.
Es decir, este no es un problema de libre elección o de obtención de placer, porque si fuera así, los hombres también podrían decidir libremente ejercer la prostitución y las mujeres demandar prostitutos.
Pero no, los puteros son ellos y este hecho nos dice que esto se trata de un ejercicio de poder, desigualdad y sometimiento para mantenernos a las mujeres en el lugar que según el patriarcado nos corresponde.
En este periodo histórico en el que justificamos cualquier acto que atenta contra las mujeres en la falacia de la libertad de expresión tiene que quedar bien claro que no hay trata sin prostitución.
Como afirma Ana de Miguel, una sociedad que banaliza, normaliza e idealiza la prostitución de mujeres es una sociedad que fortalece las raíces de la desigualdad humana.
Es por ello que no podemos dejar de luchar por la abolición de la prostitución, ya que de este modo también lograremos eliminar la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.
Los datos que siguen existiendo actualmente nos muestran el largo y arduo camino que nos queda por recorrer, además de todas las voces tanto masculinas como femeninas que tenemos en contra y que abogan por la legalización de la esclavitud del siglo XXI.
Pero no, no podemos dejarnos engañar ni convencer, la prostitución no es libre elección, es explotación sexual, es desigualdad y es misoginia.
¡ABOLICIÓN DE LA PROSTITUCIÓN YA!