Por un San Valentín con amor propio
Cada vez más, las tradiciones anglosajonas entran fuertemente en nuestras casas, vidas, hogares, familias y parejas. Días como Halloween y el Black Friday, cada vez se asientan más en nuestro día a día. Y no lo hace en menor medida San Valentín. Por eso, y como cada día está más presente en nuestras vidas, aboguemos por un San Valentín con amor propio.
San Valentín es una fecha en la que se exalta el amor, se hacen regalos, se sale a cenar, pero parece ser que lo más importante de este día, es el tener pareja.
Nos van introduciendo de forma sutil, aunque muchas veces no tan sutil, que el día de San Valentín, obligatoriamente, debemos pasarlo en pareja.
De modo, que este día parece que divide a la sociedad en dos bandos opuestos, los que tienen pareja y los que no la tienen.
Aquellas personas que tienen pareja, especialmente los hombres, preparan alguna sorpresa en forma de bombones, flores, regalos, cenas… a sus parejas mujeres, quienes esperan ansiosas la llegada de este día. Como si el amor de pareja sólo tuviese que mostrarse un día al año, y con dicha muestra ya fuese suficiente hasta el año siguiente.
En cambio, las personas solteras se empiezan a preguntar ¿Por qué otra vez solo?, ¿No merezco que alguien me quiera?, ¿Hice mal en dejar a mi pareja?… Especialmente, las mujeres. Al mismo tiempo, que nuestra autoestima va disminuyendo.
Esta fecha, nos dice a las mujeres de una forma escandalosa, que debemos tener una pareja para ser felices, al menos en ese día. Que pasar el día de San Valentín sola es un fracaso y debemos buscar a la desesperada a alguien que nos acompañe para no sentirnos así, aunque en el fondo no le queramos. Todo por no estar solas.
Esta presión, también se da en los hombres, no creamos que ellos viven libres de la misma. Pero no es ni de lejos tan sumamente pesada. A las mujeres desde que nacemos, se nos mete en la cabeza a través de cuentos, canciones, películas y juguetes, que el amor es lo más importante y una necesidad vital básica para nuestro desarrollo, éxito, y sobre todo, para ser una mujer completa.
Y esta fecha, el 14 de febrero, se encarga de año tras año, recordarnos si hemos tenido o no éxito en la vida.
Los anuncios televisivos, las películas y las series, especialmente norteamericanas, se encargan de calar en la sociedad e inculcar la desesperación por tener una pareja en esta fecha, por forzar la situación, por que sea un día especial.
De este modo, las personas que tienen pareja, tratan de compensar la falta de afecto, los problemas y los conflictos, regalando una noche de San Valentín especial. (No olvidemos, que existirán muchas parejas felices que lo celebren igualmente, aunque también habrá muchísimas otras que también lo sean, celebrándolo todos los días).
Y las personas que no la tienen, se esfuerzan por conseguirla desesperadamente.
Pero en ningún momento, ni las personas que tienen pareja, que muchas veces piensan que ya lo tienen todo logrado, ni las que no la tienen, que se empeñan en conseguirla, prestan la más mínima atención a ellas mismas.
Buscamos el amor incansablemente, pero siempre lo buscamos en otra persona. Esperamos que los demás nos completen, nos den el amor que nos falta y nos permitan ser felices.
El amor compartido con otra persona, puede ser algo maravilloso, pero nunca podrá ser suficiente si no tenemos amor propio.
Nos dicen que el amor es algo mágico, sobre todo a las chicas, que debemos ansiarlo y conseguirlo. Pero en ningún momento te dicen:
Ámate a ti misma, antes de amar a los demás o esperar que te amen.
El amor propio debería ser la verdadera esencia de San Valentín. El amor y respeto que sentimos hacia nuestra persona, hacia nuestras cualidades, características, y también defectos.
Tenemos que sentirnos bien y a gusto con nosotras independientemente de lo que piensen, digan y hagan los demás.
El primer y más importante paso para una vida feliz es quererse, porque si no nos queremos a nosotras mismas, ese amor nadie nos lo podrá dar nunca, y siempre intentaremos compensarlo con amor externo, y nunca será suficiente.
Por ello, ¡este San Valentín nos amamos a nosotras mismas!