¿Porqué no hay más mujeres en las cumbres?

 In Teoría Feminista

A pesar de que el papel de la mujer en nuestra sociedad ha cambiado, ¿Por qué no hay más mujeres en las cumbres?

Todavía están presentes los estereotipos de género que siguen condicionando la vida laboral y el acceso de las mujeres a niveles directivos.

Tradicionalmente, las mujeres hemos sido apartadas de las posiciones directivas y de poder del mercado laboral. De modo que, las altas esferas han estado siempre ocupadas, y aún siguen estando, por los hombres.

La presencia única de los hombres en estos puestos hasta hace pocos años, ha hecho que se asocie el liderazgo con rasgos estereotípicos masculinos, y el estilo directivo masculino, como el único modelo y el adecuado.

En cambio, los rasgos estereotípicos que se nos asocian normalmente a las mujeres, no son considerados óptimos para los puestos más elevados, provocando que tengamos muchas más dificultades de desarrollar nuestra carrera profesional, más aún en el ámbito directivo, debido a que no se nos considera con capacidades suficientes para ocupar esos puestos.

El estereotipo femenino adjudica a las mujeres un carácter blando, que subestima nuestro desempeño profesional como directivas, ya que se supone que estamos más orientadas, hacia el cuidado doméstico.

También somos pasivas, débiles y sumisas. En cambio el estereotipo masculino, está considerado en favor del poder.

Ellos poseen decisión y fortaleza, haciendo de este modo implícita su capacidad para el liderazgo.

Se percibe, por tanto, una incongruencia entre las cualidades que se atribuyen a las mujeres mayormente y las que se necesitan para desempeñar cargos directivos, que son las que se atribuyen a los hombres.

Por tanto, si la función directiva se asocia con lo masculino, en función de estos estereotipos, en igualdad de condiciones, siempre parecerá más cualificado un candidato hombre que una candidata mujer.

A nosotras, se nos exige más y se nos valora peor que a los hombres en estos puestos directivos. Además, ellos deben realizar menos que una mujer para demostrar su capacidad.

En ocasiones también, las mujeres que han querido incorporarse al mundo directivo, han tenido que adaptarse y seguir el modelo existente y adaptar su estilo directivo a estereotipos ‘masculinos’ para poder ser valoradas, e incluso de esta manera, han suscitado rechazo.

De modo que estos estereotipos que asumen que los hombres son mejores directivos y que las mujeres no poseemos las cualidades necesarias, nos impiden el acceso a estos puestos y si accedemos, se espera que adoptemos un estilo directivo “masculino”, aunque no sin rechazo y reticencia.

Estos estereotipos están más arraigados entre los hombres en general y los directivos en particular, que creen que ellos mismos poseen rasgos más acordes con el liderazgo exitoso, y manifiestan más dudas respecto a la efectividad femenina.

Por tanto, y como los hombres son los directivos y normalmente los que eligen a otros directivos o altos cargos, si estos mantienen estos estereotipos va a seguir dificultando el acceso a las mujeres, eligiendo a otros hombres.

Pero a pesar de estas concepciones estereotípicas, cada vez se valoran más los atributos considerados “femeninos”, como la empatía, la negociación, el trabajo en equipo y la búsqueda de consenso.

El estilo de liderazgo femenino caracterizado por la cooperación frente a la competición y la igualdad frente a la jerarquía. Cosa que puede ayudar a las mujeres a acceder a los puestos de dirección y de poder, aunque perpetúa los roles masculinos y femeninos diferenciados asociados respectivamente a hombres y a mujeres, y puede justificar la menor presencia de las mujeres en ciertos puestos si se considera que los hombres presentan estos atributos.

En definitiva, las mujeres nos vemos muy perjudicadas por los estereotipos de género en el ámbito directivo para poder desarrollar nuestra carrera.

Los hombres han venido siendo hegemónicos en este ambiente, propiciando que se consideren los rasgos “masculinos” como los adecuados para el liderazgo, en perjuicio de los “femeninos”, sobre todo por parte de los hombres mismos, quienes son los que más ostentan estos estereotipos. Y aunque las mujeres adquieran este rol masculinizado, siguen teniendo más dificultades de acceso.

Sin embargo, debe verse como algo positivo que cada vez se valoren más características típicamente “femeninas”, que pueden facilitar de algún modo el acceso a las mujeres a los puestos directivos.

Showing 2 comments
  • Jorge
    Responder

    Saludos Joana,

    Cada vez hay más presencia femenina en todas las esferas, en política, directivas en empresas y en investigación científica y tecnológica, y se valoran mucho las habilidades directivas de la mujer que tú has resaltado como la empatía y cooperación. Además la capacidad multitarea de la mujer le da una visión integral al resolver problemas ya que ustedes pueden hacer y pensar varias o muchas cosas a la vez.

    Pero la sociedad actual no favorece la conciliación familiar y laboral y esto es el principal freno para la mujer. Ya que la mayoría de las mujeres anteponen sus hijos a sus carreras.

    Creo que lo que se debe mejorar es la conciliación

    • Joana Albiñana Durá
      Responder

      Hola Jorge.
      Creo que no es tanto la conciliación lo que se debe promover, aunque es muy necesaria, sino sobre todo la corresponsabilidad por parte de los hombres, ya que no creo que las mujeres antepongan los hijos e hijas, sino que la sociedad nos educa para ello y los hombres están ausentes en la mayoría de casos.

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